Soñaré que he perdido el tiempo
en relojes de sal
pero cien años baldíos renacen
y sonrío al verte llegar.
Entre nubes que ocultan la mar
surcaría un año por ver su final.
Y miramos las huellas que arrugan la piel
ante el espejo y los ojos se van.
Preguntaremos que ha sido del gran plan
que aún esta por llegar, y llega.
El sonido del despertador...
yo no espero, quiero ser tu sol entero.
Pongamos a dios por testigo
que una vida bastará
para hacer que te pueda amar.
Y alcemos la copa de vino
sin comprender que jamás
volverá un año a ser igual.
Y en la balanza pesan los pesares
y equilibran los pros de los que vienen y van.
Y los que llegan están de paso,
de paso que están, se quedan y van.
Dejando huella en el alma ahí quedan
atragantados de uvas que están por pelar.
Pongamos a dios por testigo
que una vida bastará
para hacer que te pueda amar.
Y alcemos la copa de vino
sin comprender que jamás
pudimos ser tu y yo hasta el final.